María del Mar Morales
Health coach - Esp. en Nutrición
Última actualización: 7 julio, 2020
¿Son las 3:00 p.m. y empiezan a florecer esas inexplicables ganas de comer? No te preocupes, esta es una situación muy común y aunque en ocasiones el origen puede tener que ver con el hambre física y real, en la mayoría de los casos hay otras razones que se esconden tras este patrón.
Encontrar la causa de tu hambre “inexplicable” (o antojos) es el primer paso para empezar a trabajar en los detonantes, ajustar algunas conductas y liberarte de esa sensación de querer comer a todas horas, sobre todo cuando las razones son ajenas al hambre física.
A continuación encontrarás 6 posibles razones que pueden explicar esa “necesidad inexplicable” de querer comer siempre a media tarde y por qué esas ganas de comer usualmente están orientadas a alimentos específicos:
1. Agotamiento y estrés
El agotamiento por un largo día laboral puede empezar a cobrar su factura a media tarde. Si se le suma el aburrimiento, estrés o la presión por alguna tarea pendiente, esto puede hacer que recurras a la comida como escape o como medida reconfortante.
¿Qué hacer en este caso?
- Evita dejar para el final del día las tareas laborales más pesadas o “estresantes”. Prioriza por importancia y ve evacuandolas desde la mañana.
- Toma pausas activas para liberar la tensión de tu mente y de tu cuerpo.
- Reserva 5 minutos de tu tarde para realizar algunas respiraciones conscientes y de esta forma calmar tu mente.
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2. Hábito arraigado
La merienda de media tarde es una costumbre muy arraigada en diferentes familias y bien dicen por ahí que el ser humano “es un animal de costumbres”. Así que si llevas toda una vida haciendo tu snack de media tarde, es probable que cuando quieras omitirlo tu mente se resista un poco.
¿Qué hacer en este caso?
Sustituir un hábito no es una tarea que se da de un día para otro y menos cuando ese hábito ha estado arraigado en nuestra vida por muchos años. Así que empieza con pequeños pasos:
- Transforma tu merienda de la tarde en una experiencia saludable. Reemplaza cualquier alimento insano que solías comer por alguna alternativa que te aporte más nutrientes y más saciedad. (en lugar de un café con galletas, come un puñado de frutos secos o una porción de fruta).
- Ve disminuyendo gradualmente el número de veces por semana en el que recurres a una merienda por la tarde hasta que al final lo hagas solo ocasionalmente y cuando de verdad sientas hambre.
3. Mala calidad de sueño
Las ganas de comer por fuera de tus comidas principales también pueden deberse a un sueño insuficiente (o a la mala calidad del mismo). Está comprobado que las personas que duermen poco tienden a sentir más antojos, sobre todo al final del día.
¿Qué hacer en este caso?
Es muy sencillo, asegúrate de dormir el tiempo suficiente (entre 7 y 9 horas) y procura que tu calidad de sueño sea óptima siguiendo algunos de estos consejos:
- No te acuestes con la televisión prendida y que lo último que hagas antes de dormir no sea ver tu teléfono.
- Asegúrate de que tu habitación sea lo más oscura posible y que la temperatura te resulte placentera.
- Ponte ropa holgada para dormir y procura que tu colchón y sabanas también sean cómodas.
- Has alguna actividad de relajación antes de dormir.
- Agradece antes de dormir y recarga tu mente con pensamientos positivos.
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4. Deshidratación
Por el ritmo laboral es común que te olvides de beber suficiente agua y también es muy común que se confunda la sensación de sed con la sensación de hambre.
¿Qué hacer en este caso?
- Ten siempre contigo una botella de agua que sirva como recordatorio durante el día.
- Si no te gusta el sabor neutro del agua, agrega unas rodajas (sin licuar) de naranja, pepino o cualquier otras fruta.
- También puedes añadir zumo de limón a tu agua (sin azúcar).
- Cuando aparezcan las ganas de comer, toma primero un vaso de agua y espera algunos minutos.
5. Estimulación de los sentidos
Ver y oler la comida de otras personas puede estimular tus sentidos y hacer que surjan (o se intensifiquen) los antojos. Y como la práctica de comer a media tarde es bastante común, este puede ser un detonante frecuente.
¿Qué hacer en este caso?
Hay muy poco que puedas hacer para evitar que tus sentidos reaccionen a ciertos estímulos, pero antes de comer pregúntate: ¿Realmente tengo hambre? de esta forma te vas a ir familiarizando con tus sensaciones de hambre y saciedad, conectarás con tu cuerpo y evitarás comer por simples antojos.
6. Alimentación insuficiente
Este es el último punto y no porque sea el menos importante, sino porque es el que realmente puede estar relacionado con el hambre física.
En la actualidad es muy común que, debido a la carga laboral y el movimiento mismo de las ciudades, muchas personas almuercen con un sándwich, una hamburguesa o inclusive con una empanada, así que cuando sientas hambre a media tarde, pregúntate: ¿balanceaste adecuadamente tu almuerzo y comiste suficiente?
¿Qué hacer en este caso?
Asegúrate de que todas tus comidas del día sean óptimas en cuanto a calidad y cantidad:
- Incluye siempre una fuente de proteína de buena calidad
- No dejes por fuera las grasas. Hay muchas saludables como el aguacate, los frutos secos, el aceite de oliva y las semillas.
- Prefiere siempre los carbohidratos naturales como el arroz, la fruta, los tubérculos y las legumbres.
- Incrementa tu porción de ensalada y asegúrate de incluir vegetales variados para obtener una cantidad suficiente de vitaminas y minerales.
- Come con calma y hazlo hasta sentirte satisfech@ (no llen@)
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